Santuario de la Cueva
En uno de los abrigos rocosos tan característicos del paisaje de Manresa, a resguardo de los elementos pero con una magnífica vista panorámica de la montaña de Montserrat y del río Cardener, San Ignacio de Loyola pasó una temporada meditando y escribiendo la primera versión de sus célebres Ejercicios Espirituales.
Con el paso de los años, esta sencilla cuevecita se acabó convirtiendo en el edificio más monumental y fastuoso de la ciudad. El imponente santuario erigido sobre la roca original se ha convertido, de manera indiscutible, en el lugar ignaciano por excelencia de Manresa, además de ser uno de los referentes más universales del mundo jesuítico.
En el Santuario de la Cueva de San Ignacio, paisaje y arquitectura se fusionan de manera sorprendente, creando un conjunto verdaderamente único.