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ESP Acoge 22 lugares ignacianos

Santuario de la Salut y Mas de les Marcetes

El santuario de La Salut es un recinto religioso de origen románico situado en Viladordis, una de las pedanías de Manresa. Pese a su antigüedad, no se trata del primer templo cristiano de Viladordis, puesto que muy cerca se encuentra la iglesia de Santa María de Vilamajor, construida durante el siglo X.

Los orígenes del santuario actual se remontan a los siglos XII y XIII, con la construcción de una pequeña iglesia de nave rectangular única, con un ábside semicircular. De la misma época procede la Virgen de La Salut, la talla de madera que da nombre al conjunto arquitectónico. Entre los siglos XV y XVI se trasladó la puerta de acceso al templo hacia la actual fachada principal, además de erigirse el campanario. Desde su misma fundación, La Salut se convirtió en un lugar de encuentro, siendo frecuentes las peregrinaciones, fiestas o romerías.

Viladordis también es uno de los nodos ignacianos de Manresa. Durante su estancia de once meses, San Ignacio de Loyola solía ir a La Salut para orar, siendo un gran devoto de la imagen de la virgen. Una de las piedras de la entrada de la iglesia sirve para recordar el lugar donde el futuro santo se arrodillaba a rezar.

Después de múltiples prospecciones y excavaciones, en Viladordis se han descubierto los restos arqueológicos más antiguos del territorio de Manresa. Se trata de una sepultura en esquema de foso de la época neolítica, un gran vaso sepulcral y una necrópolis medieval formada por 23 tumbas antropomórficas. Las tumbas más antiguas de dicha necrópolis se remontan a los siglos IX y X. 

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El mas de les Marcetes es uno de las masías más importantes de Manresa. Sus orígenes se remontan a la época medieval, cuando todas sus tierras dependían del monasterio de Sant Benet de Bages. Presenta la tipología constructiva clásica de las masías del Pla de Bages, con una masía-torre central, alas anexas construidas durante la época moderna y muro perimetral de protección. 

Su localización, muy próxima al santuario de La Salut de Viladordis, motivó que San Ignacio de Loyola se acercase a pedir limosna cuando se acercaba a rezar al santuario durante los meses que pasó en Manresa. La familia propietaria de la masía, que solía cuidar de las dependencias religiosas de La Salut, no dudaba en acogerlo y darle limosna.

Según recoge la tradición familiar, el futuro santo agradeció su amabilidad dándoles como obsequio un trozo del cinturón o cuerda de cáñamo que solía utilizar para ceñirse la basta ropa de saco que vestía. Esta reliquia fue conservada dentro de una escultura de plata que, desgraciadamente, desapareció durante la Guerra Civil Española.

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